Estamos viendo cómo las organizaciones más efectivas e innovadoras son aquellas con una mayor capacidad de adaptarse a los cambios. En el caso de las Administraciones Públicas, podríamos decir que el principal reto para la transformación digital es la adaptación al cambio. Es sabida la dificultad que en general arrastran las grandes organizaciones para seguir los pasos de la sociedad y adaptarse a las necesidades de ciudadanos y empresas a la velocidad que exige nuestro mundo. Hablamos de flexibilidad, de anticipación, de ser más proactivos que reactivos, de agilidad de respuesta... y aunque se ha avanzado mucho en ese camino, todavía queda por hacer.
Ahora bien, todo cambio es, principalmente, cuestión de las personas. La evolución de los tiempos sucede porque las personas cambian sus actitudes y sus comportamientos, porque resuelven sus problemas de otras maneras que, con el tiempo, constituyen una nueva rutina. Ese movimiento implica salir de la zona de bienestar para ampliarla, para vivir en una casa mayor y mejor.
En el caso del cambio tecnológico , se ha estudiado cómo hay personas que se sienten atraídas por todo lo nuevo y desean experimentarlo, frente a otras que se sienten más inseguras y esperan a que otros se adelanten. Lo interesante es que el cambio siempre sucede: los grupos humanos avanzan como un pelotón ciclista
¿En qué grupo me encuentro?
¿Estoy en la vanguardia innovadora o más bien tengo una actitud conservadora hacia la adopción de nueva tecnología?
¿Estoy dispuesto a acercarme un poco más a la cabeza del pelotón?
¿Alguien mde mi equipo me puede ayudar?
El cambio no es algo que nos sucede, sino algo que hacemos suceder, En la Administración, la mayoría de veces adoptaremos el rol de receptores del cambio, debiendo adaptarnos de la mejor forma posible a los cambios que se nos proponen o a situaciones sobrevenidas. Sin embargo, en otras ocasiones podemos ser nosostros mismos los promotores de cambios, ya sea en un pequeño grupo de trabajo o departamento. En este sentido, según Kotter, para promover el cambio en una organización hay un camino de 8 pasos:
Sentir ansiedad o miedo ante el cambio es algo normal. Todos hemos vivido esa situación estresante en la que tenemos que aprender a manejar una aplicación o herramienta informática nueva que no dominamos y de la que depende nuestro trabajo, el miedo a hacer algo mal, incluso a hacer evidente nuestro desconocimiento preguntando a otros compañeros.
Está estudiado que todas las personas pasamos por una sucesión de etapas hasta que finalmente aceptamos un cambio, lo que se denomina “curva del cambio”. Se trata de 4 fases o estados emocionales que ayudan a reconocer las resistencias como algo natural del ser humano y a adquirir una mayor consciencia acerca de cómo reaccionamos ante el cambio.
Cada persona recorre la curva a una velocidad diferente (dependiendo de su carácter, su experiencia, su control emocional…). Y aunque no lo parezca, la mayoría de personas pasamos por todas las etapas, aunque sea de forma breve. Lo importante es normalizar nuestros sentimientos, no estancarnos, y agilizar el paso hacia delante en la curva.